viernes, 22 de enero de 2010

La restauración de ríos urbanos en la sociedad del conocimiento

Contribución para el seminario imta-unesco. Información y conocimiento del agua: prioridad mundial.

Noviembre 2009

Mtro. Arsenio Ernesto González Reynoso

Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, UNAM

Mtro. Itzkuauhtli Zamora Saenz

Proyectos Estratégicos Territoriales, S.C.


Síntesis

Esta ponencia reúne algunas reflexiones sobre la experiencia que los autores han tenido en la elaboración del Plan Maestro de Manejo Integral y Aprovechamiento Sustentable de la Cuenca del río Magdalena, en el Distrito Federal. En este proyecto y otros con objetivos semejantes se diseñaron iniciativas para mejorar el acceso de todos los actores involucrados a la información. En algunos casos se obtuvieron resultados valiosos que pueden ser de utilidad para nuevas experiencias.

Identifican los actores sociales más representativos que intervienen en las iniciativas de rescate (sociales, políticos y científicos), los cuales tienen una representación territorial y objetivos muy diferentes que se deben poner a dialogar para alcanzar los consensos necesarios. Resaltan el creciente interés de las comunidades locales (rurales y urbanas) por formar parte del proceso de decisión y las consecuencias de excluirlos de los ejercicios de planificación.

Posteriormente, reflexionan sobre la relación dialógica entre la confidencialidad y la transparencia de la información. Mencionan el papel fundamental que juegan las universidades y centros de investigación para producir información privilegiada y concluyen con la tesis de que los contextos sociales caracterizados por la desigualdad no sólo son resultado de un falta de acceso a la información, sino que también son un factor que dificulta su adecuada circulación.

1. El rescate de ríos urbanos en la sociedad del conocimiento integra diferentes esferas del saber

Los ríos urbanos tienen la característica de vincular a diferentes actores sociales: habitantes de comunidades rurales, de colonias urbanas, de asentamientos irregulares, así como actores políticos, científicos y ambientalistas. Cada uno de ellos tiene su propia representación sobre lo que es el río y, especialmente, sobre lo que debería ser. En los proyectos en los que hemos intervenido consideramos que las esferas de saber que se integran a lo largo de todo el proceso de planeación son al menos tres: la social, la científica y la gubernamental.

Las iniciativas que se elaboran de manera vertical son posibles siempre y cuando el Estado tenga la posibilidad de imponer sus decisiones de manera autoritaria. El contexto es diametralmente opuesto en países que intentan o discursivamente asumen un régimen democrático: la falta de sensibilidad política y de apertura metodológica a un conocimiento plural pueden ser la génesis de un sonado fracaso en las iniciativas de rescate. Los ciudadanos urbanos y rurales no sólo quieren ser escuchados y verse reflejados en los objetivos del proyecto, sino que también son poseedores de un conocimiento práctico y cotidiano que desconoce el funcionario y el científico.

En la elaboración del Plan Maestro del río Magdalena los actores rurales no sólo manifestaban ser los dueños del río, sino que algunos de ellos argumentaban tener información privilegiada a partir de estudios que habían mandado a realizar sobre la cuenca o, incluso, debido a su propia formación científica. Lo interesante de este punto no consiste en pretender asumir una posición neutral para calificar este tipo de conocimiento, sino en el hecho de reconocer que en la sociedad del conocimiento los actores sociales rurales tienen la posibilidad de acceder a diferentes fuentes de información para indagar, preguntar, investigar y obtener datos que les permiten tener más argumentos para plantear sus demandas. Lo mismo sucede con los actores urbanos. Cuando se traza un área de planeación no se tiene la capacidad de saber la identidad de todas las personas que la habitan. En la cuenca puede haber varios arquitectos, ingenieros, biólogos e intelectuales que están preocupados por el destino del río y con la capacidad de influir en la opinión pública a partir de los medios de comunicación.

La incorporación de estos actores a la planeación se debe realizar desde las fases más tempranas, de otra forma se puede levantar la suspicacia de querer validar un proyecto oficial. Los talleres de planeación participativa han resultado ser un excelente mecanismo para incorporar el conocimiento local. El rigor metodológico con el que se encaucen las sesiones evita que estas se conviertan en catarsis sociales. La interacción en este nivel sienta las bases de legitimidad y confianza social para que el proyecto logre una autonomía de los funcionarios en turno. Un rescate enraizado en el interés y la participación social tiene una mayor probabilidad de convertirse en una iniciativa de mediano y largo plazo.

La segunda esfera de trabajo es la constituida por las dependencias gubernamentales. La principal prenoción a derribar en esta esfera es considerar al gobierno como una entidad monolítica. Por el contrario, la compartimentalización de la función pública implica que al interior de un gobierno existan secretarías, subsecretarías y dependencias que suelen trabajar de manera descoordinada en un mismo territorio. La circulación de información (estudios, estadísticas y proyectos previos) entre las entidades gubernamentales no es algo evidente ni asegurado de antemano. En varias ocasiones nos hemos encontrado ante dos instituciones de gobierno que están realizando estudios muy similares de manera independiente, lo que implica pérdida de tiempo y recursos públicos. Esta falta de información a veces resulta ser una omisión interesada, en particular cuando en la cuenca convergen autoridades de diferente bandera política. Lograr acuerdos no es imposible, pero se requiere de un trabajo de consenso muy amplio para obtener avances sustanciales.

La tercera esfera a integrar es la científica. Tradicionalmente la elaboración de estos proyectos se dejaba en mano de los ingenieros. No es que su conocimiento ya no sea fundamental para el saneamiento del río, pero en la sociedad del conocimiento es simplemente un saber más que se debe integrar al plan de rescate. Diseñar un diagnóstico transversal e interdisciplinario no consiste en sumar las investigaciones especializadas de cada uno de los expertos. El reto es siempre la construcción de conocimiento y recomendaciones sobre una serie de elementos que conforman el problema definido por el interés público. Asimismo, un indicador de la interdisciplina es la generación de un metalenguaje técnico-científico común que se expresa en un vocabulario compartido sobre un problema práctico.

2. Entre la confidencialidad de la información estratégica y la transparencia

Los estudiosos del sector público han considerado que uno de los fallos del mercado que exige la participación reguladora del Estado es la referente a la distribución desigual de la información. En los proyectos dirigidos a sanear cuerpos de agua suele ocurrir un proceso de revaloración inmobiliaria de los predios que se encuentran cercanos al río, ya que los proyectos van acompañados de una regeneración urbana más profunda. Como hemos comentado, no sólo es deseable que en estos proyectos se incorporen las comunidades locales, también es importante que el gobierno transparente la manera en que se administran y destinan los recursos públicos en el proyecto. La transparencia no se limita al aspecto presupuestal, también hay otro tipo de información que posee y que representa un gran valor para todo el proceso de planeación.

El tema de acceso a la información y la transparencia están muy relacionados a la posibilidad que tiene el Estado para conservar información clasificada. Este tipo de información se encuentra en una línea muy tenue entre la opacidad y la transparencia. En los proyectos de rescate de ríos urbanos, en donde se partiría de un supuesto que el beneficiario sería la sociedad en su conjunto, ¿qué características debe tener la información para ser considerada confidencial?

Hasta el momento la única información identificada claramente como confidencial pertenece a los asentamientos humanos irregulares en tiempos electorales. Es comprensible que la autoridad conserve los censos bajo llave porque dicha información en manos erróneas puede provocar una especulación sobre terrenos rurales y favorecer la venta ilegal de predios. Bajo dicho entendido se podría considerar que la información clasificada se caracteriza porque el riesgo de liberarla desataría procesos sociales contrarios a los objetivos de rescate y la sustentabilidad del propio sistema socioambiental. En aras de la transparencia, la autoridad debe argumentar claramente los casos en los que una solicitud de información no pueda ser satisfecha señalando las posibles consecuencias no deseadas de liberarla. En caso contrario, no sólo se fomenta la opacidad, sino que se tiene un uso faccioso de la información. Esto no sólo representa el uso privado de conocimiento pagado con recursos públicos, sino también obstáculos para cualquier iniciativa de rescate.

Otra paradoja en el acceso a la información sucede con los medios de comunicación. Los medios cumplen un papel fundamental en la transparencia de la información, incluso pueden colocar en la agenda pública problemas ambientales, en particular referentes al agua. La presión que ejercen son detonantes de la acción política. Ahora bien, los medios también son factores para que ciertas prenociones sobre un río urbano se consoliden: “El último río vivo”, “La barranca más importante de la ciudad”, “400 millones para el proyecto de saneamiento”, son titulares inexactos, si no es que completamente falsos, que generan un fuerte impacto en la manera en que las comunidades locales construyen sus percepciones. Los políticos están conscientes de la importancia de los medios, pero a veces no reflexionan lo suficiente en la información que proporcionan en sus declaraciones. Una declaración basada en cifras que todavía no son corroboradas por los científicos o la difusión de proyectos que apenas se están comenzando a discutir en talleres de planeación participativa puede resquebrajar el nivel de confianza ciudadano sobre el proyecto.

3. Las universidades públicas juegan un papel importante en los nuevos esquemas de planeación participativa

La generación de sistemas de información confiables accesibles a toda la población es una responsabilidad del gobierno. Los recursos públicos idealmente se deben destinar a buscar el bien común de toda una sociedad.

En nuestra experiencia la participación de las universidades públicas en estas tareas se ha vuelto indispensable. Estas instituciones académicas tienen un nivel de aceptación alto entre la población y eso permite que se lleve a cabo la investigación en contextos de mucha desconfianza social. En el Plan Maestro del río Magdalena la participación universitaria fue clave para que las comunidades rurales aceptaran la iniciativa. En los primeros talleres manifestaron abiertamente su desconfianza porque en el pasado diferentes autoridades habían enarbolado el rescate como una prioridad de su administración sin que en los hechos se vieran cambios sustanciales en las condiciones del río. En este nuevo proyecto daban el compromiso universitario fue un factor importante en la elaboración del Plan.

La aceptación de la sociedad a la participación universitaria no es irrestricta. También realizan una fuerte crítica porque en ocasiones no se retroalimenta a las comunidades con los resultados de las investigaciones. En varias ocasiones los actores rurales declaran su rechazo a los científicos que “vienen, toman apuntes y se van”. En la sociedad del conocimiento el sujeto está más interesado en tener acceso a la información que se genera en su territorio, máxime si es de utilidad para la toma de decisiones.

El papel de las universidades es fundamental en entornos de pluralidad y confrontación política. En una cuenca con niveles de gobierno detentados por diferentes partidos, las universidades son consideradas ámbitos neutrales que toman decisiones basadas en los resultados de su investigación y no por preferencias o compromisos políticos. En este sentido, el rescate de la barranca de Tecamachalco en el Distrito Federal (en donde coinciden autoridades de los tres partidos políticos más importantes) no ha logrado avances sustanciales porque todavía los actores no han decidido involucrar a un centro de investigación a las tareas de planeación. El hecho de que los anteproyectos sean elaborados únicamente dentro del sector delegacional o municipal responsable de las tareas ambientales ha detenido el proceso cada vez que hay un periodo de elecciones o por confrontaciones mediáticas entre los partidos.

Finalmente, el papel de las universidades en la generación de información confiable radica en la actualización de datos a partir de una revisión rigurosa tanto en gabinete como en el campo. Se parte del supuesto de que una mejor toma de decisión se realiza a partir de más y mejor información, pero ésta tiene que estar actualizada y ser lo suficientemente robusta para conocer el funcionamiento del sistema socioambiental que se plantea intervenir. En ocasiones la información que circula entre los funcionarios o autoridades de gobierno son auténticas prenociones cuyo origen se desconoce. El peligro de tomar decisiones basado en prenociones resulta evidente.

Cuando comenzaron las tareas de planeación en el río Magdalena circulaba en todos los sectores, prensa incluida, datos básicos como la extensión (19.7 km) y el gasto constante del río (3 m3/s). A los tres meses del proyecto estas cifras fueron refutadas por la investigación en campo y la utilización de tecnologías de percepción remota. Al principio fue difícil para las autoridades aceptar los nuevos datos porque contrastaban mucho con los iniciales (28 km de extensión y 1m3/s); sin embargo, nunca se encontraron los estudios que explicitaran la metodología empleada en la generación de los datos anteriores para contrastarla con la utilizada en el nuevo proyecto.

4. Contextos sociales caracterizados por la desigualdad dificultan la circulación de información.

Para que los diversos actores sociales proporcionen información o al menos permitan que los investigadores y funcionarios recaben información en sus territorios es indispensable que dicha información vaya a ser utilizada para el bien común. En una sociedad caracterizada por la desigualdad y la injusticia social no es extraño que los grupos marginados desconfíen de proyectos gubernamentales y se rehúsen a brindar información. La definición clara del interés general que guía un rescate de cuenca y de cuerpos de agua superficiales es la condición básica para que la información circule desde los actores hacia los tomadores de decisión. Cuando esta condición no se cumple, la opacidad y resistencia a brindar información por parte de los actores sociales es la constante.

Esta es una advertencia importante en las iniciativas que pretenden involucrar a las comunidades locales bajo un nuevo modelo de gobernanza de los recursos hídricos: la claridad sobre el interés general del rescate y la transparencia con respecto a la información debe ser una prioridad de los promotores del proyecto de rescate. La información no debe ser sólo un insumo para los tomadores de decisiones, sino para todos los actores involucrados. La información debe circular en todas direcciones.

El contexto social en el que se impulsa un proyecto de restauración de ríos urbanos condiciona en gran medida la manera de plantearlo y difundirlo. La transparencia y el acceso a la información son muy importantes para crear lazos de confianza con las comunidades locales, pero éstos sólo se consolidan cuando hay resultados evidentes y perceptibles por todos los actores sociales. Si el proyecto plantea sanear un río, entonces deben ser visibles los resultados en el corto plazo para crear un círculo virtuoso de transparencia-confianza-participación ciudadana.